¿Qué es la potomanía?
La potomanía es un trastorno
alimentario no especificado (TANE) que se define como el deseo de beber grandes
cantidades de líquido, generalmente agua, de manera compulsiva y sin que exista
una sensación previa de sed. También se denomina polidipsia psicogénica. Esta
ingesta masiva proporciona a la persona afectada una sensación placentera, por
lo que puede llegar a ingerir entre 8 y 15 litros de agua, dependiendo de la
gravedad del caso. Beber más de dos o tres litros de agua diarios deja de ser
beneficioso para el organismo y resulta nocivo para la salud, porque puede
alterar el correcto funcionamiento de los riñones y la composición de la sangre
(que debe contener un 8% de agua), y pone en peligro el equilibrio de fluidos y
electrolitos dentro del organismo.
Causas de la potomanía
El hipotálamo es una región
cerebral que, entre otras funciones, es responsable de que se mantenga la
cantidad de agua necesaria para el organismo y de advertir de la falta de
líquido emitiendo la señal de la sed. Una alteración en el mecanismo de
funcionamiento del hipotálamo podría provocar episodios de potomanía (potomanía
neurológica), pero los expertos coinciden en que esto es sumamente extraño, por
lo que asocian el trastorno con un desequilibrio psiquiátrico y es que, en
general, los trastornos alimentarios están relacionados con problemas
psicológicos y desórdenes de la personalidad.
factores de riesgo
Existen diversos factores de riesgo que pueden influir en la aparición de este trastorno:
Ciertas enfermedades mentales,
como trastornos de la personalidad, cuadros delirantes y síntomas histéricos.
Enfermedad renal crónica.
Desórdenes orgánicos o
patologías hormonales (como la diabetes mellitus, uno de cuyos síntomas es,
precisamente, la polidipsia o exceso de sed).
Padecer anorexia nerviosa. En
este caso el afectado bebe gran cantidad de agua, bien con el objetivo de
saciarse sin ingerir calorías, o bien para incrementar el peso corporal justo
antes de acudir al especialista para pesarse y, de este modo, engañar al
profesional.
Uso de medicamentos, como
antiinflamatorios no esteroideos, diuréticos tiazídicos y litio, que
interfieren con la función del riñón, y fármacos anticolinérgicos, que provocan
sequedad de boca, entre otros.